Entrevista a David Galadí

Muy buenos días. Tal y como se hizo en Astronomía a tu Alcance, hace exactamente 3 años ya, tocaba inaugurar la sección de entrevistas de este nuevo proyecto, y quién mejor para realizar los honores que el astrónomo y divulgador David Galadí, uno de los más famosos y consagrados desde hace décadas que ha enseñado la ciencia a millares de personas de todas las ramas y que, como veremos, piensa seguir haciéndolo por mucho más tiempo. Aquí abajo su biografía para quienes quieran conocerlo mejor y, bajo esta -para quienes ya lo conozcan-, la gran entrevista realizada por la cual le estoy enormemente agradecido.

Biografía

davidgaladi

David Galadí-Enríquez es un astrónomo cordobés nacido en el año 1969. Desde su infancia se mostró maravillado por el cosmos y decidió continuar su pasión tomando los estudios en Física, tanto en Granada como en Barcelona, lugar este último donde se doctoró el mismo año que quien escribe estas líneas nació. Sin lugar a dudas, se ha convertido en un nombre de referencia en el ámbito divulgativo de la ciencia por sus obras y por el amplio repertorio de temas que trata de forma asequible de cara a todos los lectores.

Parte de este éxito divulgativo y esa facilidad para escribir de forma que los contenidos ‘calen hondo’ en el lector se debe a que Galadí también fue profesor de Bachillerato y, posteriormente, profesor en la Universidad de Barcelona. Sin lugar a dudas, se lo conoce más por su etapa, bendita etapa, en el CSIC y, especial y concretamente, en el observatorio andaluz de Calar Alto (CAHA), donde desempeñó la labor de Jefe de Astronomía hasta el año 2014, momento en que como saben, ‘poderoso caballero es don dinero’ y las altas esferas se lucieron para mal. No obstante, esto no ha amilanado a Galadí, quien todavía continúa de Astrónomo Residente y ha publicado numerosos libros, como la Evolución Estelar, libro del cual me gustaría hablar más a fondo.

 

Entrevista

Divulgación, divulgación… arduo pero a la vez dulce trabajo por el que usted se destaca de entre la multitud científica española. ¿Qué considera lo más difícil de este trabajo? ¿Y lo más gratificante?

Lo más difícil lo tengo muy claro: encontrar el equilibrio justo entre la trivialidad y la relevancia, es decir, comunicar con eficacia un trozo de conocimiento científico manteniendo el significado y el rigor, pero logrando a la vez que el mensaje esté en el nivel de complejidad adecuado para que el público destinatario lo comprenda. No hay que pasarse ni por un extremo ni por el otro, y esto requiere graduar los mensajes según el público destinatario e, incluso dentro de un mismo público, intentar dar un tratamiento adecuado a la diversidad. Reconozco que hay públicos a los que no sé llegar, por ejemplo el público infantil más joven, las personas de tres a seis años, por ejemplo, he ahí un desafío no ya difícil, sino hasta ahora insuperable para mí, justo por el motivo comentado.

Lo más gratificante es algo que he tenido la suerte de experimentar algunas veces: notar de verdad que las personas destinatarias del esfuerzo lo reciben, lo entienden y lo agradecen de un modo sincero. Ver que el trabajo realizado ha surtido el efecto de cambiar, modestamente, algo en la realidad de la gente y, por tanto, del mundo.

La ciencia en España, campo muy maltratado. ¿Qué mensaje tiene para todos aquellos jóvenes que nos leen y quieren llegar a ejercer su profesión en este país?

Ramón y Cajal insistía mucho en la perseverancia y la voluntad. Con un estilo más moderno y divertido, el lema de la película Galaxy Quest era «never give up, never surrender», o sea, «nunca abandonar, nunca rendirse». Yo creo en este enfoque como guía general, pero quizá con unos matices distintos a los que le daba Cajal.

Me explico. No creo que haya que perseverar sufriendo a toda costa, sino que hay que perseverar mientras los resultados personales valgan la pena, sin dejar que un futuro incierto amargue el disfrute del presente. Yo empecé una carrera científica sabiendo que había pocas probabilidades de trabajar al final en ello. Pero ni abandoné ni me rendí, perseveré con voluntad, porque sabía que durante los estudios y las becas, mientras duraran, iba a disfrutar de mi pasión y vocación, con independencia de lo que viniera después. Al final quizá me dedicaría a la enseñanza, a la informática o a reparar automóviles, pero al menos habría tenido una formación y una experiencia acorde a mi vocación.

Abandonar o rendirse porque el futuro parecía difícil habría implicado… dedicarse a la enseñanza, a la informática o a reparar automóviles (todos ellos trabajos dignos e interesantísimos) desde el principio, pero… ¡sin siquiera haber entrado nunca en contacto real con lo que me apasionaba! Así que resumo: que las perspectivas negativas de poder dedicarse a la ciencia no impidan, al menos, disfrutar de ella mientras se pueda.

 

¿Cómo se siente una persona de su calibre y alcance divulgativo al echar la vista atrás a sus numerosas obras publicadas? ¿Imaginaba que llegaría tan lejos en sus comienzos tanto en la Astronomía como en la divulgación?

Ante todo hay que aclarar que, desde el punto de vista científico, mi currículum es más bien modesto. Sí es cierto que tengo acumulado un cierto bagaje en cuanto a divulgación y ahí debo reconocer lo siguiente: cuando empecé en el mundo de la astronomía en la adolescencia, con mi modesto telescopio comprado en Galerías Preciados, con la Guía del firmamento de Comellas y con el cielo oscuro de Córdoba, no podía imaginarme que algún día vería libros publicados con mi nombre, y con un cierto volumen de público que los valora. Entre mis primeras lecturas científicas estuvieron algunos libros de Asimov en la colección El Libro de Bolsillo, de Alianza Editorial (recuerdo con mucho cariño, por ejemplo, La tragedia de la Luna). Ahora contemplo el catálogo de esa misma colección y veo una obra mía en ella. Muchas veces me sigue pareciendo increíble y creo que he tenido mucha suerte al lograr publicar varias obras, y en editoriales de prestigio.

 

Continuamente leemos noticias sobre este campo, aunque muchas no interesen a los grandes medios. ¿Cuáles considera que son los retos más importantes para Astrónomos y Astrofísicos de este siglo? ¿Pudiera la Astrofísica tener en sus manos el descubrimiento de civilizaciones extraterrestres?

La ciencia debe explorarlo todo, y para cada misterio hay una mente despierta dispuesta a emocionarse, desde las complejidades de la turbulencia en fluidos (hay quien se apasiona sinceramente con ello) hasta el descubrimiento de vida extraterrestre. A mí me parece que los descubrimientos más trascendentes son los que esclarecen el lugar del ser humano en el universo. Por eso creo que no hay hallazgos más importantes que el descubrimiento (geológico) de la edad de la Tierra, la teoría de la evolución biológica y, sin duda, el siguiente sería el hallazgo de vida (inteligente o no) en otros mundos. La vida inteligente en el universo es un problema muy complejo, pero si nos limitamos a la vida en general, sea inteligente o no, cabe decir que ese asunto está en la agenda de la investigación normal y que se está avanzando mucho. Llegará tarde o temprano.

Pregunta no polémica, pero sí muy discutida. ¿Considera que la ciencia avanza al ritmo con que lo hacen sus desarrolladores? ¿Cree que en un futuro tanto avance será contraproducente y que la ciencia se volverá nuestro mayor rival?

La ciencia es un aspecto más de la cultura humana. Vivimos en un mundo muy tecnológico, impulsado por la ciencia, pero no debemos perder de vista que la ciencia es como la literatura, una creación que avanza, por supuesto, al ritmo al que la empujan quienes la crean. La ciencia nunca será rival de nada ni de nadie, del mismo modo que no pueden serlo la literatura o la música. Nuestro rival es el propio ser humano.

De ‘divulgador de sofá’ (yo) a gran divulgador (usted): ¿Cómo es el día a día de un astrónomo como vd.?

Mi labor profesional se desarrolla en un observatorio astronómico moderno de primera línea. Lo primero que hay que destacar es la dureza del trabajo por turnos, y en un entorno aislado, a veces durante semanas enteras. El trabajo en un observatorio es de carácter muy industrial y a veces se aleja de la visión romántica de las observaciones de antaño, pero estar en contacto permanente con proyectos de investigación variados y de vanguardia, y con productos tecnológicos punteros, es interesante y reconfortante. Durante un tiempo tuve la suerte, además, de que parte de mis labores profesionales en el observatorio consistían en comunicar la ciencia al público, una etapa en la que creo que quizá di lo mejor de mí mismo desde un punto de vista profesional. Ahora sigo haciendo trabajos de divulgación en mi tiempo libre y, desde ese punto de vista, cabe decir que soy un divulgador aficionado que se dedica a ello cuando el trabajo, la familia y la salud se lo permiten, y casi siempre con prisa.

Pregunta más científico-política: ¿considera que el desarrollo de un Estado aumenta proporcionalmente a la inversión –y por tanto el desarrollo- científico?

Hay varias medidas para estimar el grado de desarrollo de un estado, como la esperanza de vida, la mortalidad infantil o el nivel de estudios de la población. Pero también pueden tenerse en cuenta las glorias deportivas, los premios Nobel de literatura, y otras cosas. Entre esas otras cosas, y no en último lugar, sino entre los primeros, debe estar el desarrollo científico, sin ninguna duda. España representa en la historia quizá el único ejemplo de país que, durante su etapa de primera potencia mundial, no fue a la vez una potencia científica. Evidentemente, había un problema entonces. Y cualquiera que defienda que aquel país glorioso del siglo XVI es el mismo de ahora debe plantearse qué pasó entonces, y qué pasa ahora. Por qué en el siglo XXI, como en el XVI, en España la ciencia se sigue tratando como un lujo excéntrico en el mejor de los casos, o como una actividad sospechosa en el peor.

Como la astronomía no es asignatura en ninguna modalidad y hemos visto que muchas materias han ido desapareciendo, ¿qué métodos considera usted que podrían ayudar a que la astronomía le interesase a los más jóvenes, puesto que ésta apenas se toca tangencialmente en los temarios?

El mejor fomento de la astronomía consiste en hacerla presente de manera natural en todos los aspectos de la vida cotidiana: tenemos que aspirar, por ejemplo, a que cuando una persona cualquiera vaya a una tienda a comprar un cuadro para decorar su casa, se plantee si quiere una reproducción de Las meninas o una imagen de la galaxia de Andrómeda. Otro ejemplo: que el público vaya a ver una película de contenido astronómico no por ser de astronomía, sino por ser una gran película (Ágora). Eso requiere una acción de comunicación dirigida al conjunto de la sociedad. Pero desde el punto de vista educativo, en la coyuntura actual, hay dos líneas de acción posibles, una en los currículos oficiales y otra fuera de ellos.

En los currículos oficiales, habría que dignificar y garantizar la calidad en la administración de los contenidos astronómicos que sí que hay (aunque sean pocos) dispersos por distintas asignaturas. En lo que queda fuera de los currículos oficiales, disponemos de un colectivo de profesorado de secundaria entusiasta de la astronomía y que puede implicar a sus centros (alumnado y profesorado) en actividades extraescolares variadas relacionadas con la astronomía. Finalmente, una línea de acción fundamental está en los museos de ciencia y planetarios en su doble vertiente orientada al público general y al colectivo educativo.

¿Se podrían usar los conocimientos astronómicos para nuestro propio beneficio, cuando en un futuro se intente, o al menos, se plantee, el hecho de poder establecerse en cualquier otro planeta?

Trasladar vida terrestre a otros mundos es, hoy por hoy, un tema de ciencia ficción. No llega a lo descabellado porque en principio la idea es viable, pero las dificultades tecnológicas son por ahora formidables y no se dispone de los medios que las puedan resolver. No se debe descartar que en un futuro más o menos lejano esto se logre. Ya tenemos personas habitando en órbita permanentemente, y construir bases lunares habitadas está al alcance de la tecnología actual. Un asentamiento permanente en Marte no es viable con los medios actuales. Pero sin lugar a dudas lo será. Y por supuesto, cuando llegue el momento de enviar vida terrestre a Marte, resultará crucial todo el trabajo anterior (que ya empieza a ser más geológico que astronómico) para identificar los lugares adecuados y los procedimientos correctos para que la empresa tenga éxito. No creo que la generación actual vea asentamientos permanentes en Marte, pero quizá sí bases permanentemente habitadas (en el sentido en que lo está la ISS) en la Luna.

Astronomía… una mezcla entre física, matemáticas y astrofísica, ¿la considera una ciencia compleja y dificultosa, o más bien exigente de un gusto y un trabajo por parte de quien la lleva a cabo?

Ante todo para mí la ciencia del cielo es una ciencia natural, como pueden serlo la biología o la geología. Solo ocurre que durante el último siglo o siglo y medio, ha perdido la «independencia» y se ha convertido a todos los efectos en una rama de la física, por eso hoy llamamos a la astronomía así, astrofísica. Y mi contestación es que me parece las dos cosas: es una ciencia compleja y dificultosa (en unas ramas más que en otras, pero todas son difíciles), y justo por eso, para dedicarse a ella a nivel académico es necesario un gusto especial por ella y una gran capacidad de trabajo. Lo cual no implica que el público general no pueda interesarse o fascinarse con ella, del mismo modo que todo el mundo lee las fascinantes novelas de Vargas Llosa sin necesidad de haber ganado el premio Nobel.

¿Podría darse el caso de encontrar oro en el cinturón de asteroides? En ese caso, ¿sería muy futurista pensar en una mina de oro en, por ejemplo, Ceres?

Es seguro que hay oro en los asteroides, la duda es si se encuentra en un formato que permita su explotación rentable. Pero si oro no, otros minerales sí serían susceptibles de explotación rentable, y ya existen estudios al respecto. Por tanto, aunque no sean de oro, si la tecnología avanza lo suficiente es seguro que veremos explotaciones mineras en la Luna y en el cinturón de asteroides.

Leí su libro de la evolución del universo. ¿Cree usted que llegará un punto en el que conozcamos absolutamente todo sobre todo cuanto nos rodea y su origen? ¿No es posible que en ese momento lleguemos a un punto de inflexión en el que desaparezcan todas las dudas y, por tanto, la humanidad se estanque?

No lo sabe nadie, pero la opinión dominante en ciencia es que el avance de conocimiento es asintótico, que nunca se llegará a saber absolutamente todo. En el pasado ha habido varios momentos de desarrollo científico en que se ha considerado (o, al menos, parte de la comunidad científica consideraba) que la física estaba ya construida, acabada, que solo faltaba pulir detalles y llenar tablas de cifras. Siempre se ha visto que se trataba de espejismos.

Tras cada hallazgo científico hay mil preguntas nuevas, y las teorías actuales, por muy satisfactorias que parezcan, mantienen aspectos oscuros que podrían conducir a cambios enormes en nuestra visión de la ley física en el futuro. La clave de la ciencia no es la certidumbre, sino la duda. Como digo, cunde la opinión de que nunca llegaremos a saberlo todo, porque cuanta más ciencia se hace más dudas se van sembrando. En ese sentido, cuanto más avanzamos más lejos queda el horizonte y, si la clave de la humanidad está en el ansia de saber (lo cual merecería alguna discusión), solo cabe esperar que la ciencia nos haga cada vez más humanos.

La pregunta del millón: no pudo haber nada antes del Big Bang porque viola las leyes de la física y la lógica del espacio. ¿Cree que en un futuro la mente humana podrá llegar a trascender la idea de tiempo –o a desentrañar su origen, sean las cuerdas, bucles…- y a lograr explicar ese ‘qué hubo antes de…’?

Muchísimas ecuaciones físicas contienen singularidades, valores concretos de las variables para los cuales la expresión matemática falla (incluso la ley de la gravitación de Newton, o la ecuación de estado de los gases perfectos). Las ecuaciones de la relatividad general aplicadas a la cosmología suelen contener este tipo de artefactos. Por ahora, los modelos permiten retroceder en el tiempo hasta una época, la de la Gran Explosión o Big Bang, en la que el cosmos era caliente y denso, pero no sabemos aún nada más sobre etapas anteriores a ese estado. Todas las singularidades matemáticas son artefactos y es un error grave, tanto científico como divulgativo, tomarse en serio desde un punto de vista físico las divisiones por cero. Sin duda se avanzará y se podrá retroceder más en el tiempo, a estados aún más densos y calientes que todavía no se pueden explicar con los modelos actuales, y para ello se necesitarán conceptos físicos nuevos que podrían proceder de las teorías de cuerdas, cuántica de lazos, etc., o de ideas totalmente distintas.

Una última cuestión, que interesa siempre a todos sus seguidores –que no son pocos-… ¿Tiene en mente algún proyecto de divulgación, ya sea que esté trabajando en alguna publicación nueva o alguna charla?

Tengo varias ideas editoriales en mente, pero no pueden revelarse todas. Sin embargo, sí cabe mencionar las más maduras. Estoy planeando una edición como libro, seguramente en formato digital, de mi serie de artículos en internet titulada «Juegos gravitatorios».

Por otra parte, ya está en preparación una edición nueva de mi librito A ras de cielo, actualmente agotado. Sería la tercera edición, para la que estamos poniendo a punto una ampliación (al menos dos capítulos adicionales) y, he aquí la mayor novedad, un formato en papel ilustrado a todo color, con fotografías de la mayor calidad tomadas por la élite de la astrofotografía española… «y hasta ahí puedo leer».


 

Tras todas estas catorce preguntas, algunas de ellas formuladas durante algo más de un mes por los seguidores de la página web, otras por el autor de la página, cesa la entrevista. Por parte de Ciencia a tu Alcance, resaltar la cercanía de D. David Galadí, su disponibilidad en todo momento, la celeridad con la que ha enviado una entrevista que, además, ha sido muy, muy generosa y agradecer que accediese a ser entrevistado por este nuevo proyecto así como también debo estarle agradecido por haberme iniciado, junto con otros astros de las altas esferas divulgativas, en esta noble ciencia, la Astronomía, tanto a mí como a las generaciones venideras pues, como ven, todavía no piensa en el cese de su actividad.

A David Galadí: muchas gracias por todo.

Espero que os haya gustado esta interesante y entretenida entrevista que a todo divulgador amateur le encantaría hacer y os animo a que comentéis vuestro parecer así como todo aquello que queráis hacerle llegar. Por mi parte, me retiro lleno de júbilo a releerla y a preparar nuevos proyectos para los próximos meses. Muy buenas tardes a todos y a todas.

2 comentarios en “Entrevista a David Galadí

    • Muy buenas tardes, Juan Manuel.

      Me alegro de que le gustase la entrevista, que sin duda hice a David por ser uno de mis científicos y a la vez divulgadores españoles favoritos. Las respuestas estuvieron, sin duda alguna, a la altura del enorme profesional que es.

      Gracias a usted por su atención, un cordial saludo.

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